Presentamos tres poemas del poeta mexicano Mario Islasáinz que nació el 6 de diciembre de 1959 en Córdoba, Veracruz, México. Es Lic. en Psicología por la BUAP, en Letras y en Filosofía por la UDLA. Tiene una maestría en Literatura Hispánica por la UDLA. Publica desde 1981 para diversas revistas, diarios y suplementos culturales nacionales como extranjeros. Tiene a la fecha publicados 49 libros, 47 poemarios, una novela y un libro de cuentos. Está considerado en más de un centenar de antologías en el país así como en el extranjero. Su obra poética ha sido traducida al náhuatl, inglés, francés e italiano. Promotor y difusor cultural independiente desde 1989 hasta la actualidad.
Acepto ser el olvido
No puedo combatir contra él;
en mi soledad lo dejo ser cierto,
le permito hacer de mí,
un hecho pasado.
Ya no me revuelco a pensar en sus razones
ni en tu seda eterna color piel;
finjo ser bosque que ha quedado
lejos de todo lo que huela a recuerdos:
a ser simplemente presa de tu abandono.
Me alquilo a las horas sin ti;
soy el pasatiempo del silencio
que está condenado a quemar sus palabras;
me hago árbol en la oscuridad
y me convierto en valle cuando llueve.
En cierta medida soy el miedo
que se sabe ya
lejos de todo
y por lo cual,
soy capaz de aceptar
ser el olvido que tienes presente.
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Viviendo otra vez sobre la mañana,
donde todo es sumirse
sin levantar anclas,
y la conjunción de caminos
hace cita para otro día,
las presencias agonizan sin perturbar la sequedad.
Falla la historia;
se coloca un pedazo de puerta al frente
y atrás la muerte para sustraer al pasado.
No hay emociones en el sillón que me observa,
sólo tu vientre que mi mano no toca,
mudo, virtual:
ceñido a tus muslos se desdibuja.
Fuera de este lugar todo es diversidad,
acaso un botón de tu blusa
me recuerde qué día es hoy.
El temor de que la tarde se me ofrezca
hará que la luz penetre en mi boca,
pero, mientras el refugio siga inalterable,
no será justo pensar en el suicidio.
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Ay de mí
Sentado,
repto por entre la náusea de pasillos
que significan la vida,
rapto momentos de ayer
para entretenerlos hoy
ante la ruptura de lo irreal.
final del principio
es esta angustiante etapa,
atraviesas hasta el centro
de las vivencias y revives
intentando redimir lo sucedido.
Las garzas que han volado
por encima de las alfombras verdes,
nada tienen que ver
respecto a las gaviotas de arena dorada
y mar azul:
adorada imagen que se regodea
de ser la única interna
en este espacio.
Luz de sol,
soledad de estar solo
en el sólido paraje que se enfrenta:
soledumbre.
No me levanto,
y asido, menos,
no podría hacerlo
en el país que padezco
sin quererlo.
Ay de mí,
un ilusorio corredor me aguarda,
mientras, iluso ignoro
porqué deseo ilusionado
continuar aquí,
sumido en esta desazón
que lastima.
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Tomado de la revista En la Masmédula (www.enlamasmedula.com)