Cuando me pidieron hacer un texto sobre los poemas de mi hija, me paralicé. Sabía que no iba a ser una empresa fácil, por tratarse de un caso especial: la edad de la niña y la relación que nos une.
Después de haber leído gran cantidad de autores de poesía, de diversas épocas y lenguas, me viene a la mente el caso de Leopoldo María Panero. El poeta contaba con cinco años de edad cuando empezó a decir sus primeros poemas, que su madre transcribía. Poemas proféticos que reflejaban el rumbo tenebroso de su vida y obras futuras.
En busca de la esencia de la poesía he hurgado en biografías de poetas y encontré que en ocasiones vida y obra se confunden a tal extremo que llegan a ser una misma. En otras, la vida no tiene que ver en absoluto con la obra. Ya lo dijo Aldo Pellegrini: “Lo poético no reside sólo en la palabra, es una manera de actuar, una manera de estar en el mundo y convivir con los seres y las cosas”.
Ahora sé que hay destinos doblemente poéticos. Y hablar de la poesía de una niña de seis años podría prestarse a suspicacias, pero al emprender el viaje en ese mundo infantil, la inocencia se transmuta en prodigio. ¿Quién más que un niño utilizaría el adjetivo “cobarde” para hablar de la noche?

“La noche es cobarde
en los vientos
o en la oscuridad llora
y odia en la luz”.

El odio es el alimento de los cobardes. Llegar a esta conclusión sin reflexión es tarea del inconsciente, tratándose de una niña. Tal vez el haberla acercado tan temprano a las artes, o su misma naturaleza, o ambas, fueron los detonantes. No lo sé. Ella tiene muchas inquietudes. Le gusta la literatura, la música, las artes plásticas, los deportes y la locución. Sólo el tiempo, el maravilloso tiempo dará las respuestas acertadas.
Por mi parte, el enfrentarme al hecho de que mi hija es poeta ha removido y refrescado mis creencias sobre el quehacer poético, y confirmado una de mis sospechas: que la intuición es más poderosa que el conocimiento.

Dijo Rubén Darío que los poetas son torres de Dios. ¿El gran escritor nicaragüense se refería a los niños, por su inocencia y sabiduría innatas?