Melissa y el don | Rosana Sapién

Cuando leí por primera vez los poemas de Melissa, mi pensamiento se detuvo a examinar lo que leía. Esto, me dije, no es la escritura de una niña, no parece posible que a los seis años, alguien pueda expresarse con metáforas de tan profundo significado; es necesaria la experiencia vivida para poder hablar como ella lo hace de ciertos temas, como la vida, Dios, la oscuridad, la poesía misma: “La vida se esconde / en los jardines que lloran / en el corazón”. “Si hay un ángel / hay que llamarle la lluvia de Dios / si hay jardines que mojan / hay victoria de Dios”. “Las pestañas / se recogen / en los largos vientos / de la luz / y de la poesía / ¿Sí o no?”. “La oscuridad se mueve / en los dormidos vientos / de la luz”. Es necesaria la experiencia personal para hablar de estos matices abstractos de la vida, es necesaria la madurez emocional que la reflexión otorga a través del tiempo y es necesaria la conexión misteriosa de millones de neuronas, de recuerdos, para lograr que el pensamiento aflore en una síntesis de belleza tan pura y tan sencilla. ¿Sí o no?, como dice Melissa. ¿Qué sucede entonces con esta niña? ¿Cómo se da en ella lo que a duras penas un puñado de mayores parcamente alcanzamos? Si por genio entendemos que hay en Melissa una disposición natural, un gen heredado (su padre es el poeta Ángel Rafael Nungaray) y además una educación tendiente a fomentar los dones naturales recibidos, entonces podemos decir de ella que es un genio. Basada únicamente en la intuición, yo me atrevo a pensar que hay algo más profundo, más sutil, menos explicable en el don de Melissa. Me atrevo a decir que estamos ante la presencia de un fenómeno psíquico, de una especie de simbiosis espiritual con el padre, de la cual ella nutre su pensamiento inconsciente con conceptos abstractos y reflexiones profundas que después, con las palabras frescas y el lenguaje sencillo de sus años, transforma en pequeños grandes poemas que nos asombran por su profunda sabiduría: “El camino / es adelante / y atrás. / Lo mágico / es la partida”. Sólo con el paso del tiempo sabremos qué sucederá con Melissa, esta niña genio. Deseamos que su luz se incremente, nos llegue y nos ayude a despertar. 

Featured post

Resquicio arborescente

Entras en la avenencia de un poema sin acallar la distancia que convoca la innata respuesta al instante. Ecos portátiles contienen e...

Popular Posts