Collages




"Todo recuerdo es un alma que desfallece".

-Luis Alberto Ayala Blanco

(22 de agosto de 2022)

*


"Yo no habito un país, habito un cuerpo público". 

-Mariela Cordero

(27 de julio de 2022)


*


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(22 de junio de 2022)

*


Gloria Gervitz

(22 de junio de 2022)

*

 "Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza".  

-Antonio Porchia

(5 de junio de 2022)

*


"Ella desaparece, desaparece
en su propia luz.
Ella desaparece, desaparece
en su pureza, en su dulzura".

-Jean Arp

(5 de junio de 2022)



 "No quiero ir nada más que hasta el fondo".

-Alejandra Pizarnik

(4 de junio de 2022)

*

Faceless (part 1, the key)

(30 de mayo de 2022)

*






Me dices: tú eres algo más - Alberto Caeiro


ME DICES: TÚ ERES ALGO MÁS
que una piedra o una planta.
Me dices: sientes, piensas y sabes
que piensas y sientes.
¿Acaso las piedras escriben versos?,
¿acaso las plantas poseen ideas sobre el mundo?  

Sí, hay diferencias,
pero no esa diferencia que tú encuentras:
tener conciencia no me obliga a tener opinión sobre las cosas:
sólo me obliga a ser consciente.  

¿Que es lo que soy más que una piedra o una planta? No lo sé.
Soy distinto. No sé qué es más o qué es menos.  

¿Tener conciencia es más que tener color?
Puede que sí y puede que no.
Es sólo distinto.
Nadie puede probar que es más siendo distinto.  

Sé que la piedra es real y que la planta existe.
Lo sé porque existen.
Lo sé porque mis sentidos me lo muestran,
sé que soy real,
sé esto porque mis sentidos me lo muestran
aunque con menos claridad que me muestran la piedra o las plantas.

No sé nada más.  

Sí, escribo versos, y la piedra no escribe versos.
Sí, construyo ideas sobre el mundo, no así las plantas,
pero es que las piedras no son poetas, sino piedras.
Y las plantas son sólo plantas y no pensadores.
Igual puedo decir con esto que soy superior a ellas,
como que soy inferior.
Pero yo no lo digo: digo de la piedra que «es una piedra»,
de la planta digo que «es una planta»
y de mí que «soy yo»
y nada más. 
¿Qué más podría decir?


*Traducción de Manuel Moya



Árbol agónico - Juan Eduardo Cirlot



El árbol que en mis ojos sufre y crece 

espera tus palomas deslumbradas. 

Sin frutas, con las hojas desoladas

estático se eleva. No florece 


sin la sangre celeste. Permanece

siempre estéril; las ramas desgarradas 

como arterias sin flor, deshabitadas: 

vestigio de otro mundo que perece. 


Vestigio de mi horror cristalizado 

en lamentos sin voz; duros fulgores

metálicos, que cubren la tortura 


eterna de este monstruo maniatado 

que extiende ya reseca su locura, 

bajo un cielo sin luz y sin clamores. 

Destierro - Alaíde Foppa


Mi vida
es un destierro sin retorno.
No tuvo casa
mi errante infancia perdida,
no tiene tierra
mi destierro.
Mi vida navegó
en una nave de nostalgia.
Viví a orillas del mar
mirando el horizonte:
hacia mi casa ignorada
pensaba zarpar un día,
y el presentido viaje
me dejó en otro puerto de partida.
¿Es el amor, acaso,
mi última rada?
Oh, brazos que me hicieron prisionera,
sin darme abrigo...
También del cruel abrazo
quise escaparme.
Oh, fluyentes brazos,
que en vano buscaron mis manos...
Incesante fuga
y anhelo incesante
el amor no es puerto seguro.
Ya no hay tierra prometida
para mi esperanza.
Sólo queda un país poblado
de marchitos deseos,
una arcana patria sepultada
que de lejos parece
paraíso perdido. 

 (De Aunque es de noche)


III  

No hice
lo que pensaba
hacer hoy,
y aumenta mi deuda
cada día.

VI  

¿Es por exigirle
demasiado
al tiempo?
¿Por haberlo querido
ensanchar, comprimir
agotar, multiplicar?
¿Es por no haber sabido
respetar su medida?
¿Es por la absurda esperanza
de rescatar
el tiempo perdido?
¿Es por eso,
el cansancio
de cada día?  

XX  

Un lento silencio
viene desde lejos
y lentamenteme penetra.
Cuando me habite
del todo,
cuando callen
las otras voces,
cuando yo sea sólo
una isla silenciosa,
tal vez escuche
la palabra esperada.  

XXV  

¿La poesía
es algo que se pueda
decir?
¿Es algo que se pueda
escribir?
Escondida
entre las palabras
revela a veces
su resplandor fugitivo
a quien fielmente
la espera.  

(De Las palabras y el tiempo)


Cuartetas persas - Umar Jayyam



1

Esto oí en la taberna una mañana:
«Alegres bebedores, locos jóvenes,
llenemos nuestra copa, como llena
el destino la copa de la vida».  

9

Que esté siempre el amante loco y ebrio,
pues la desdicha abruma al que es juicioso;
pero una vez borrachos, deshonrados,
entonces, ¿que más da ya lo que pase?  

11

La palabra sublime es el Corán,
pero solo se lee de vez en cuando;
hay en cambio en las copas un versículo
de luz que se lee siempre con placer.  

12

No condenes al ebrio si no bebes,
que si Dios niega el vino, yo le niego;
de no beber te jactas, mas lo que haces
es cien veces peor que la embriaguez.  

14

Tanto quiero beber que olor a vino
exhale de mi tumba, y que quien vaya
a visitarla ya medio embriagado
se desplome borracho ante este olor.  

22

En cortos días se agotó mi vida,
igual que pasa el viento del desierto.
Hay dos días que no van a inquietarme:
el que aún no ha venido y el pasado.  

24

Me propongo pasar la juventud
bebiendo vino, pues tal es mi gusto;
no habléis mal de ese zumo delicioso,
que es amargo por ser mi misma vida.  

25

¡Oh, pobre corazón, cuyo destino
son penas y tormentos cotidianos!
En mi cuerpo, ¿tú qué haces, alma mía,
si vas a abandonarlo un día u otro?

41

Ya que nada será según deseamos,
¿de qué sirve esforzarse, suspirar
tristemente?
Nacimos ya muy tarde,
y demasiado pronto es la partida.

63

No bebo por placer ni por desorden,
ni por faltar a la moral, no, el vino
me permite vivir fuera de mí.
Solo por eso bebo hasta embriagarme.  

75

Aquel con cuya ayuda cuentas más,
si lo piensas, verás que es tu enemigo;
no trates mucho a amigos, con los hombres
de hoy en día es mejor cierta distancia.  

76

Nada eres, nada son los nueve cielos,
vive alegre en tal reino de desorden,
pues nuestra vida aquí es solo un instante,
y ese instante también es solo nada.

85

Cuidado, amigo, el alma se te irá
tras el velo de Dios y sus secretos;
de dónde vienes no lo sabes, bebe;
adónde irás tampoco, sé feliz.

89

Cediendo a tus pasiones insaciables
te irás igual de pobre que un mendigo.
Piensa en quién eres y de dónde vienes,
piensa en lo que haces, sabe adónde vas.  

94

La luna rasga el traje de la noche,
bebe, que es un momento raro y bello;
la misma luna seguirá alumbrando,
mucho después de irnos, esta tierra.  

97

Quien no sabe privarse de este mundo
sufrirá la zozobra día a día;
la despreocupación hace feliz,
y todo lo demás tortura el alma.

100

Si toda la semana bebes vino,
bebe también el viernes, porque Dios
no distingue entre el sábado y el viernes;
hay que adorar a Dios y no a los días.

104

La música y el vino, ¿dónde están?
Feliz quien el sabor del vino evoca.
Tres cosas amo: la embriaguez, la bella
amante y el rumor de la mañana.

105

Se va la vida, sea amarga o dulce.
Perderla, ¿qué más da en un sitio u otro? 
Bebe, porque después de ti y de mí
la luna seguirá con sus mudanzas.

108

Que no te engañe el mundo, pues ya sabes
en qué acaba. No arrojes a los vientos
tu vida tan preciosa. Date prisa
en buscar al Amigo, y bebe vino.  

112

Me borrarán del libro de la vida,
expiraré en los brazos de la muerte.
Alégrate, copero, y sirve vino,
ya que es forzoso convertirse en tierra.  

113

Como aún tengo vida, me parece
que ya he resuelto todos los misterios;
mas, pensándolo bien, sé que mi vida
ya pasó sin que nada haya aclarado.

123

Moriremos y el mundo aquí estará;
no vamos a dejar fama ni huella;
nada faltaba al mundo antes de mí
y nada va a cambiar una vez ido.

128

Toca a su fin la adolescencia, es ida
la primavera del placer, el pájaro
llamado juventud, ay, ¿cuándo vino,
y cuándo echó a volar sin yo enterarme?  

138

Goza, porque la pena será larga.
Se juntarán de nuevo las estrellas
y alguien hará ladrillos con tu cuerpo
y así construir palacios para otros.  

141

Tan solo el bebedor sabe entender
lo que el vino y las rosas siempre dicen;
para el necio lo oculto es un misterio.
Solo el borracho aprecia estas delicias.

146


Quien medio pan posee y tiene un nido,
quien no es amo ni siervo, que se crea
un hombre muy feliz, puesto que tiene
una dulce existencia en este mundo.  

166

Mañana venceré este gran obstáculo,
seré dichoso y beberé en la copa;
mi amada me es propicia, como el tiempo;
¿cuándo voy a gozar, si no es ahora?  

176

Si quieres ser feliz, nada codicies,
desátate de todo bien y mal;
porque los cielos seguirán girando
y es muy corta esta vida. Sé dichoso.  

177

¿Qué nos esconde el velo del destino?
La Providencia, ¿qué secretos guarda?
Llevo setenta y dos años pensándolo
noche y día, para nada saber.

185

En el alba de azur coge tu copa;
dicen que es muy amarga la verdad
en boca de los hombres, y por eso
gustamos la verdad igual que el vino.  

205

Quiero una copa con mi buen Amigo;
quiero llorar cuando me siento triste;
como este mundo durará muy poco,
en él quiero vivir siempre borracho.  

212

Bebe solo con gente de talento
o beldades sonrientes, y no abuses
del vino, no pregones tu afición;
bebe poco, con pausa y a escondidas.

216

Ya que todo el mundo es simulacro,
evita el ancho mar del sufrimiento;
abrázate al destino, acepta el mal,
lo que el pincel trazó no va a borrarse.  

276

No creas que le tengo miedo al mundo
o a morir. A la muerte nada temo,
ya que es una verdad. Sí tengo miedo
a que mi vida no haya sido buena.  

305

Nos inunda de júbilo el delirio,
alzamos la cabeza hasta los cielos.
Mas henos libres ya de nuestro cuerpo,
devueltos a la tierra, nuestro origen.

330

¿Quieres que el mundo se someta a ti?
Pues fortalece tu alma sin cesar.
Comparte mi opinión: bebe del vino
y olvida las zozobras de aquí abajo.

340

Si como Dios mandara en estos cielos,
otros cielos haría a mi manera,
a fin de que en el mundo el hombre libre
pudiese hacer feliz su corazón.  

360

Vive en paz, no te inquietes por el paso
del tiempo; cuando quede hecho jirones
lo que envuelve tu ser, ¿qué más dará
lo que hayas dicho o hecho o mancillado?  

365

La gota de agua llora separada
del océano, y él ríe diciéndole:
«Lo somos todo, que otro Dios ya no hay;
solo un punto invisible nos separa».

371


Aquí estamos reunidos los amantes,
libres de las angustias de este tiempo;
la copa de su amor hemos vaciado,
henos libres, tranquilos y borrachos.  


372

¿Que has vivido feliz siempre? ¿Y qué?
¿Que el fin de tu vida ha llegado? ¿Y qué?
Tras cien años de dicha, por delante
aún tienes otros cien de vida. ¿Y qué? 

373

¿Por qué el ciprés y el lirio tienen fama
de ser libres? Diez lenguas tiene el lirio
y jamás habla, y el ciprés, cien manos
y no se alargan nunca para el hurto.

380

Tú diste a nuestro ser raras quimeras
e inspirándole cosas muy extrañas;
no puedo ser mejor de lo que soy,
puesto que así salí de tu crisol.

397

La cocina del mundo solo es humo.
Olvídate del ser y de la nada
que te inquietan y te hacen perdedor;
renunciar a tener es la ganancia.

401

Leyendo el libro del amor oí
sabias palabras: «¡Oh, feliz aquel
a quien espera la más bella amiga
y una noche tan larga como un año!».

404

Una copa de loza rompí anoche,
insensatez muy propia de un borracho;
creí oír a la copa: Fui lo mismo
que eres tú, y lo que soy serás un día.

408

¿Qué trajiste al nacer? Piénsalo y piensa
lo que te llevarás. ¿No bebes vino
porque habrás de morir? Tanto si bebes
como si no, la muerte no perdona.

413

Pido vino, unos versos, un instante
de paz y medio pan; si así pudiera
vivir contigo en un lugar en ruinas,
sería más feliz que los sultanes.  

419

Ya que conoces todos los secretos,
¿para qué torturarte vanamente?
Nada es como tú quieres, pero al menos
ahora que respiras sé feliz.  

423

El mundo es una casa de tramposos,
no cuentes con amigos; y no quieras
tus males remediar ni compartir
con nadie, sé feliz con tus congojas.  

426

¿Por qué cantan los gallos en la aurora?
Cantan para decirte que una noche
acaba de salir de tu existencia,
y que tú no lo sabes todavía.  



*Traducción de Carlos Pujol sobre la versión francesa de J. B. Nicolas   


Lectura - Raymond Carver


La vida de cada hombre es un misterio, 
como la tuya o la mía. Imagina
un palacete con una ventana abierta
sobre el lago de Ginebra. Allí, en la ventana,
los días cálidos y soleados, se ve a un hombre
tan enfrascado en su lectura que no levanta
la vista. Y si lo hace, marca la página
con el dedo, alza los ojos y cruza con la vista
el agua hasta Mont Blanc,
y más allá, hasta Selah, Washington,
donde está con una chica
y se emborracha por primera vez.
Lo último que recuerda, antes
de perder el conocimiento, es que ella le escupe.
Sigue bebiendo
y recibiendo escupitajos durante años.
Pero más de uno te diría
que el sufrimiento es bueno para el carácter.
Eres libre de creértelo o no.
En cualquier caso, el tipo vuelve
a su lectura y no se sentirá
culpable de que su madre
navegue a la deriva en su barca de tristeza,
ni piensa tampoco en los problemas
de sus hijos, que no tienen fin.
Tampoco intenta pensar
en la mujer de ojos claros a la que amó una vez
y desapareció en manos de la religión oriental.
Su dolor ya no tiene origen ni final.
Que venga alguien del palacete, o de Selah,
algún pariente de este hombre
que se sienta a leer todo el día junto a la ventana,
como el cuadro de un hombre leyendo.
Que se acerque el sol.
O que se acerque él mismo.
¿Qué demonios estará leyendo?  

*Traducción de Jaime Priede

Andamios - Seamus Heaney


Los albañiles, al empezar a hacer un edificio,
procuran comprobar siempre los andamios; 

se aseguran de que ningún tablón pueda soltarse,
fijan las escaleras y aprietan los tornillos. 

Pero cuando acaban la obra todo desaparece 
dejando ver la sólida y firme piedra de los muros.  

De modo que si, amor, alguna vez tienes la impresión 
de que entre tú y yo los viejos puentes se derrumban,  

no temas. Podremos dejar que caiga el andamiaje, seguros
de que nuestro muro ya lo habremos construido.

*Traducción de Andrés Catalán  

Sin título - Hannah Arendt


Paso los días desorientada.
Pronuncio palabras sin peso.
Vivo en una oscuridad sin visión.  

Carezco de timón en la vida.  

Sobre mí se cierne monstruoso,
como un nuevo pájaro enorme y negro,
el rostro de la noche.

*Traducción de Alberto Ciria

Guárdame en ti - Raúl Zurita

 

Entonces guárdame en ti

en los torrentes más secretos que tus ríos levantan

y cuando ya de nosotros

sólo quede algo como una orilla

tenme también en ti

guárdame en ti como la interrogación de las aguas

que se marchan.

Y luego, cuando las grandes aves se derrumben

y las nubes nos indiquen

que se nos fue la vida entre los dedos

guárdame todavía en ti

tenme en ti, en la brizna de aire que aún ocupe tu voz

dura y remota

como los cauces glaciares en que la Primavera desciende.


Un disfraz equivocado - Álvaro de Campos


Me quité la máscara y me miré en el espejo.

Era el niño de hace tantos años.

No había cambiado nada...

Esa es la ventaja de saber quitarse la máscara.

Siempre se es niño,

el pasado que fue

el niño.

Me quité la máscara, y volví a ponérmela.

Así está mejor:

así, sin la máscara.

Y regreso a la personalidad como a un final de línea.


*Traducción de Martín López-Vega

Tulipanes - Sylvia Plath

 

Los tulipanes son muy impulsivos; aquí es invierno.

Mira qué blanco se ve todo, qué tranquilo, cuánta nieve.

Aprendo a estar en paz y a quedarme en silencio a solas

como la luz reposa en las paredes blancas, esta cama, estas manos.

No soy nadie; no tengo nada que ver con ningún estallido.

He cedido mi nombre y mi ropa de diario a las enfermeras,

mi historial al anestesista y mi cuerpo a los cirujanos.

Me han instalado la cabeza entre el embozo y la almohada

como un ojo entre párpados muy blancos que no quieren cerrarse.

Estúpida pupila, de todo tiene que enterarse.

Las enfermeras van y vienen sin molestar

y son como gaviotas que vuelan tierra adentro con su tocado blanco,

haciendo cosas con las manos, todas idénticas,

por lo que es imposible deducir cuántas son.

Mi cuerpo es un guijarro para ellas, lo cuidan como el agua

cuida de los guijarros sobre los que discurre, puliéndolos sin prisa.

Sus agujas brillantes me traen el sopor, me traen el letargo.

Estoy desorientada y no soporto este equipaje:

mi neceser de charol como un pastillero negro,

mi marido y mi hija, que sonríen desde la foto de familia;

sus sonrisas, minúsculos anzuelos, se me enganchan al cuerpo.

He dejado correr las cosas, un carguero de treinta años

que se agarra tenaz a mi nombre y mi domicilio.

A fuerza de frotarme, me limpiaron de lazos amorosos.

En la camilla verde con la almohada de plástico, desnuda y asustada,

vi mi juego de té, mis libros y mi cómoda con la ropa de cama

hundirse más allá de mi vista, y el agua me cubrió la cabeza.

Ahora soy una monja, nunca he sido tan pura.

Yo no quería flores; yo solo deseaba

echarme con las palmas hacia arriba y quedarme vacía.

Qué libre se ve una; no os podéis imaginar qué libre…

La sensación de paz es tan intensa que deslumbra, y a cambio

nada pide: una etiqueta con tu nombre, baratijas.

Eso se embolsan los muertos, después de todo; me los figuro

tomándola en la boca como una hostia consagrada.

Para empezar, los tulipanes son muy rojos, me duelen.

Hasta envueltos en papel de regalo los oía respirar

con suavidad entre pañales blancos, como un bebé molesto.

El rojo de las flores conversa con mi herida y ella le corresponde.

Son sutiles: parece que flotaran, aunque me pesan,

contrariándome con sus lenguas repentinas y su color:

una docena de plomadas rojas que me cuelgan del cuello.

Antes nadie me observaba, ahora me siento observada.

Los tulipanes se vuelven hacia mí, y también la ventana a mis espaldas

donde una vez al día la luz se ensancha poco a poco y después enflaquece,

y me veo a mí misma, plana, ridícula, una sombra de papel recortado

entre el ojo del sol y los ojos de los tulipanes,

y me quedo sin rostro: soy el eclipse de mí misma.

Los tulipanes, vigorosos, se nutren de mi oxígeno.

El aire era tranquilo antes de que llegaran:

iba y venía, soplo a soplo, sin revuelo.

Luego los tulipanes lo llenaron como un estrépito.

Ahora el aire se estanca y los rodea como un río

se empantana y bordea una máquina hundida y herrumbrosa.

Ya tienen mi atención, que se alegraba

de jugar y descansar sin compromiso.

Y también las paredes parecen avivarse.

Los tulipanes deberían estar entre rejas como fieras salvajes;

se abren como las fauces de un felino africano

y me vuelvo consciente de mi corazón: abre y cierra

su búcaro de flores rojas de puro amor por mí.

El agua que me ofrecen es cálida y salada, como el mar,

y viene de un país lejano como la salud.

 

18 de marzo de 1961

 

 

*Traducción de Jordi Doce

Dedicado a la poesía - Wisława Szymborska


1

 

El color del día sale del cielo y de las hojas,

por eso no está en la caja de los lápices de colores.

Antes de que el jardín se mueva hacia la sombra

tengo que cambiar mis ojos por palabras.

 

La sabiduría de los poetas ociosos al sol no es otra

que la de una mosca que se pasea por un tallo

y desconoce su nombre en escrupuloso latín

y la molestia fastidiosa de sus refulgentes alas.

 

Vosotros sois más torpes que vuestros poemas.


Tú te olvidarás de ti misma al levantar el vuelo.



*Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz


Resquicio arborescente




Entras en la avenencia de un poema

sin acallar la distancia que convoca

la innata respuesta al instante.

Ecos portátiles contienen el hálito

de múltiples visitaciones.

Todo deslumbramiento

desviste el espejismo.

El cielo y su pupila ventrílocua

tiñen el horizonte de raíces

hasta el último peldaño

en que la noche estriba sus memorias

para encontrar el camino

que confirma la visión del hallazgo,

ambigua estación que tiembla en derredor

de las manos que soslayan el mundo.

Ausencia que edifica

el cuerpo medular del presente.

No hay nada más que tu nombre

al revés del tiempo,

estampa de luz que fluye

Resquicio arborescente---De Melissa Nungaray

Alba-vigía (2008)

1

El canto  

canta en mí 

donde palpitan 

los sentidos de Nadie. 


2

Ausencia: 

donde el alba-vigía escucha 

las cenizas de mi cuerpo. 


3

Mis pasos 

le dan sombra 

al obstáculo 

de la muerte. 


4

No soy 

lo que digo 

en la lámpara 

del vértigo 

que lame 

mi ceguedad 

humana. 


5

El espíritu exhala el futuro 

donde espiga mi conciencia. 


6

El cielo nace del fruto. 


7

El cielo se cierra, 

el fin de la Tierra se presiente. 

Finalmente, el paraíso se desplaza. 


8

Yo soy el cielo, 

el paraíso del verdadero ojo 

donde vuelan los sentidos 

de la imaginación oculta. 


9

El necio es provocado 

por la locura 

mientras la muerte 

trabaja en los sabios de Dios. 


10

El mundo contempla 

la resistencia de la vida 

cuando quito la corteza 

de mi humanidad. 


11

La pluma se apresura 

en el sentido del aire. 

Yo soy la pluma 

de los ángeles 

y soy el sentido del aire 

que mira el paraíso 

de los dioses. 


12 

El silencio 

prolonga 

la templanza 

de mis sentidos. 


13

La claridad 

es un árbol 

de paz 

del reino 

salvaje. 


14

Adentro se localiza la memoria 

del fondo de la muerte. 

Adentro se localiza el fondo 

de la muerte. 

La memoria se adapta 

a la muerte del fondo. 


15

Los tigres, los perros, los diablos y los ángeles

se juntaron para ser una buena familia 

inspirada por Dios. 


16

La playa 

se astilló 

en las manos 

del mar. 


17 

El pájaro infinito 

sobrevive a las órdenes 

del libro salvaje. 


18

El yo 

es la rosa 

de las tijeras 

de la muerte 

alrededor del agua. 


19 

Prosigo en el cielo 

del infinito 

del desigual 

que acepta la agonía 

del vigía. 


20 

El libro se abre 

entre los ángeles 

entre las raíces del cielo. 


La intuición fulminante de la inocencia | Ángel Nungaray

Cuando me pidieron hacer un texto sobre los poemas de mi hija, me paralicé. Sabía que no iba a ser una empresa fácil, por tratarse de un caso especial: la edad de la niña y la relación que nos une.
Después de haber leído gran cantidad de autores de poesía, de diversas épocas y lenguas, me viene a la mente el caso de Leopoldo María Panero. El poeta contaba con cinco años de edad cuando empezó a decir sus primeros poemas, que su madre transcribía. Poemas proféticos que reflejaban el rumbo tenebroso de su vida y obras futuras.
En busca de la esencia de la poesía he hurgado en biografías de poetas y encontré que en ocasiones vida y obra se confunden a tal extremo que llegan a ser una misma. En otras, la vida no tiene que ver en absoluto con la obra. Ya lo dijo Aldo Pellegrini: “Lo poético no reside sólo en la palabra, es una manera de actuar, una manera de estar en el mundo y convivir con los seres y las cosas”.
Ahora sé que hay destinos doblemente poéticos. Y hablar de la poesía de una niña de seis años podría prestarse a suspicacias, pero al emprender el viaje en ese mundo infantil, la inocencia se transmuta en prodigio. ¿Quién más que un niño utilizaría el adjetivo “cobarde” para hablar de la noche?

“La noche es cobarde
en los vientos
o en la oscuridad llora
y odia en la luz”.

El odio es el alimento de los cobardes. Llegar a esta conclusión sin reflexión es tarea del inconsciente, tratándose de una niña. Tal vez el haberla acercado tan temprano a las artes, o su misma naturaleza, o ambas, fueron los detonantes. No lo sé. Ella tiene muchas inquietudes. Le gusta la literatura, la música, las artes plásticas, los deportes y la locución. Sólo el tiempo, el maravilloso tiempo dará las respuestas acertadas.
Por mi parte, el enfrentarme al hecho de que mi hija es poeta ha removido y refrescado mis creencias sobre el quehacer poético, y confirmado una de mis sospechas: que la intuición es más poderosa que el conocimiento.

Dijo Rubén Darío que los poetas son torres de Dios. ¿El gran escritor nicaragüense se refería a los niños, por su inocencia y sabiduría innatas?

Melissa y el don | Rosana Sapién

Cuando leí por primera vez los poemas de Melissa, mi pensamiento se detuvo a examinar lo que leía. Esto, me dije, no es la escritura de una niña, no parece posible que a los seis años, alguien pueda expresarse con metáforas de tan profundo significado; es necesaria la experiencia vivida para poder hablar como ella lo hace de ciertos temas, como la vida, Dios, la oscuridad, la poesía misma: “La vida se esconde / en los jardines que lloran / en el corazón”. “Si hay un ángel / hay que llamarle la lluvia de Dios / si hay jardines que mojan / hay victoria de Dios”. “Las pestañas / se recogen / en los largos vientos / de la luz / y de la poesía / ¿Sí o no?”. “La oscuridad se mueve / en los dormidos vientos / de la luz”. Es necesaria la experiencia personal para hablar de estos matices abstractos de la vida, es necesaria la madurez emocional que la reflexión otorga a través del tiempo y es necesaria la conexión misteriosa de millones de neuronas, de recuerdos, para lograr que el pensamiento aflore en una síntesis de belleza tan pura y tan sencilla. ¿Sí o no?, como dice Melissa. ¿Qué sucede entonces con esta niña? ¿Cómo se da en ella lo que a duras penas un puñado de mayores parcamente alcanzamos? Si por genio entendemos que hay en Melissa una disposición natural, un gen heredado (su padre es el poeta Ángel Rafael Nungaray) y además una educación tendiente a fomentar los dones naturales recibidos, entonces podemos decir de ella que es un genio. Basada únicamente en la intuición, yo me atrevo a pensar que hay algo más profundo, más sutil, menos explicable en el don de Melissa. Me atrevo a decir que estamos ante la presencia de un fenómeno psíquico, de una especie de simbiosis espiritual con el padre, de la cual ella nutre su pensamiento inconsciente con conceptos abstractos y reflexiones profundas que después, con las palabras frescas y el lenguaje sencillo de sus años, transforma en pequeños grandes poemas que nos asombran por su profunda sabiduría: “El camino / es adelante / y atrás. / Lo mágico / es la partida”. Sólo con el paso del tiempo sabremos qué sucederá con Melissa, esta niña genio. Deseamos que su luz se incremente, nos llegue y nos ayude a despertar. 

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