Los albañiles, al empezar a hacer un edificio,
procuran comprobar siempre los andamios; 

se aseguran de que ningún tablón pueda soltarse,
fijan las escaleras y aprietan los tornillos. 

Pero cuando acaban la obra todo desaparece 
dejando ver la sólida y firme piedra de los muros.  

De modo que si, amor, alguna vez tienes la impresión 
de que entre tú y yo los viejos puentes se derrumban,  

no temas. Podremos dejar que caiga el andamiaje, seguros
de que nuestro muro ya lo habremos construido.

*Traducción de Andrés Catalán