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El color del día sale del cielo y de las hojas,

por eso no está en la caja de los lápices de colores.

Antes de que el jardín se mueva hacia la sombra

tengo que cambiar mis ojos por palabras.

 

La sabiduría de los poetas ociosos al sol no es otra

que la de una mosca que se pasea por un tallo

y desconoce su nombre en escrupuloso latín

y la molestia fastidiosa de sus refulgentes alas.

 

Vosotros sois más torpes que vuestros poemas.


Tú te olvidarás de ti misma al levantar el vuelo.



*Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz