1
Esto oí en la taberna una mañana:
«Alegres bebedores, locos jóvenes,
llenemos nuestra copa, como llena
el destino la copa de la vida».
9
Que esté siempre el amante loco y ebrio,
pues la desdicha abruma al que es juicioso;
pero una vez borrachos, deshonrados,
entonces, ¿que más da ya lo que pase?
11
La palabra sublime es el Corán,
pero solo se lee de vez en cuando;
hay en cambio en las copas un versículo
de luz que se lee siempre con placer.
12
No condenes al ebrio si no bebes,
que si Dios niega el vino, yo le niego;
de no beber te jactas, mas lo que haces
es cien veces peor que la embriaguez.
14
Tanto quiero beber que olor a vino
exhale de mi tumba, y que quien vaya
a visitarla ya medio embriagado
se desplome borracho ante este olor.
22
En cortos días se agotó mi vida,
igual que pasa el viento del desierto.
Hay dos días que no van a inquietarme:
el que aún no ha venido y el pasado.
24
Me propongo pasar la juventud
bebiendo vino, pues tal es mi gusto;
no habléis mal de ese zumo delicioso,
que es amargo por ser mi misma vida.
25
¡Oh, pobre corazón, cuyo destino
son penas y tormentos cotidianos!
En mi cuerpo, ¿tú qué haces, alma mía,
si vas a abandonarlo un día u otro?
41
Ya que nada será según deseamos,
¿de qué sirve esforzarse, suspirar
tristemente?
Nacimos ya muy tarde,
y demasiado pronto es la partida.
63
No bebo por placer ni por desorden,
ni por faltar a la moral, no, el vino
me permite vivir fuera de mí.
Solo por eso bebo hasta embriagarme.
75
Aquel con cuya ayuda cuentas más,
si lo piensas, verás que es tu enemigo;
no trates mucho a amigos, con los hombres
de hoy en día es mejor cierta distancia.
76
Nada eres, nada son los nueve cielos,
vive alegre en tal reino de desorden,
pues nuestra vida aquí es solo un instante,
y ese instante también es solo nada.
85
Cuidado, amigo, el alma se te irá
tras el velo de Dios y sus secretos;
de dónde vienes no lo sabes, bebe;
adónde irás tampoco, sé feliz.
89
Cediendo a tus pasiones insaciables
te irás igual de pobre que un mendigo.
Piensa en quién eres y de dónde vienes,
piensa en lo que haces, sabe adónde vas.
94
La luna rasga el traje de la noche,
bebe, que es un momento raro y bello;
la misma luna seguirá alumbrando,
mucho después de irnos, esta tierra.
97
Quien no sabe privarse de este mundo
sufrirá la zozobra día a día;
la despreocupación hace feliz,
y todo lo demás tortura el alma.
100
Si toda la semana bebes vino,
bebe también el viernes, porque Dios
no distingue entre el sábado y el viernes;
hay que adorar a Dios y no a los días.
104
La música y el vino, ¿dónde están?
Feliz quien el sabor del vino evoca.
Tres cosas amo: la embriaguez, la bella
amante y el rumor de la mañana.
105
Se va la vida, sea amarga o dulce.
Perderla, ¿qué más da en un sitio u otro?
Bebe, porque después de ti y de mí
la luna seguirá con sus mudanzas.
108
Que no te engañe el mundo, pues ya sabes
en qué acaba. No arrojes a los vientos
tu vida tan preciosa. Date prisa
en buscar al Amigo, y bebe vino.
112
Me borrarán del libro de la vida,
expiraré en los brazos de la muerte.
Alégrate, copero, y sirve vino,
ya que es forzoso convertirse en tierra.
113
Como aún tengo vida, me parece
que ya he resuelto todos los misterios;
mas, pensándolo bien, sé que mi vida
ya pasó sin que nada haya aclarado.
123
Moriremos y el mundo aquí estará;
no vamos a dejar fama ni huella;
nada faltaba al mundo antes de mí
y nada va a cambiar una vez ido.
128
Toca a su fin la adolescencia, es ida
la primavera del placer, el pájaro
llamado juventud, ay, ¿cuándo vino,
y cuándo echó a volar sin yo enterarme?
138
Goza, porque la pena será larga.
Se juntarán de nuevo las estrellas
y alguien hará ladrillos con tu cuerpo
y así construir palacios para otros.
141
Tan solo el bebedor sabe entender
lo que el vino y las rosas siempre dicen;
para el necio lo oculto es un misterio.
Solo el borracho aprecia estas delicias.
146
Quien medio pan posee y tiene un nido,
quien no es amo ni siervo, que se crea
un hombre muy feliz, puesto que tiene
una dulce existencia en este mundo.
166
Mañana venceré este gran obstáculo,
seré dichoso y beberé en la copa;
mi amada me es propicia, como el tiempo;
¿cuándo voy a gozar, si no es ahora?
176
Si quieres ser feliz, nada codicies,
desátate de todo bien y mal;
porque los cielos seguirán girando
y es muy corta esta vida. Sé dichoso.
177
¿Qué nos esconde el velo del destino?
La Providencia, ¿qué secretos guarda?
Llevo setenta y dos años pensándolo
noche y día, para nada saber.
185
En el alba de azur coge tu copa;
dicen que es muy amarga la verdad
en boca de los hombres, y por eso
gustamos la verdad igual que el vino.
205
Quiero una copa con mi buen Amigo;
quiero llorar cuando me siento triste;
como este mundo durará muy poco,
en él quiero vivir siempre borracho.
212
Bebe solo con gente de talento
o beldades sonrientes, y no abuses
del vino, no pregones tu afición;
bebe poco, con pausa y a escondidas.
216
Ya que todo el mundo es simulacro,
evita el ancho mar del sufrimiento;
abrázate al destino, acepta el mal,
lo que el pincel trazó no va a borrarse.
276
No creas que le tengo miedo al mundo
o a morir. A la muerte nada temo,
ya que es una verdad. Sí tengo miedo
a que mi vida no haya sido buena.
305
Nos inunda de júbilo el delirio,
alzamos la cabeza hasta los cielos.
Mas henos libres ya de nuestro cuerpo,
devueltos a la tierra, nuestro origen.
330
¿Quieres que el mundo se someta a ti?
Pues fortalece tu alma sin cesar.
Comparte mi opinión: bebe del vino
y olvida las zozobras de aquí abajo.
340
Si como Dios mandara en estos cielos,
otros cielos haría a mi manera,
a fin de que en el mundo el hombre libre
pudiese hacer feliz su corazón.
360
Vive en paz, no te inquietes por el paso
del tiempo; cuando quede hecho jirones
lo que envuelve tu ser, ¿qué más dará
lo que hayas dicho o hecho o mancillado?
365
La gota de agua llora separada
del océano, y él ríe diciéndole:
«Lo somos todo, que otro Dios ya no hay;
solo un punto invisible nos separa».
371
Aquí estamos reunidos los amantes,
libres de las angustias de este tiempo;
la copa de su amor hemos vaciado,
henos libres, tranquilos y borrachos.
372
¿Que has vivido feliz siempre? ¿Y qué?
¿Que el fin de tu vida ha llegado? ¿Y qué?
Tras cien años de dicha, por delante
aún tienes otros cien de vida. ¿Y qué?
373
¿Por qué el ciprés y el lirio tienen fama
de ser libres? Diez lenguas tiene el lirio
y jamás habla, y el ciprés, cien manos
y no se alargan nunca para el hurto.
380
Tú diste a nuestro ser raras quimeras
e inspirándole cosas muy extrañas;
no puedo ser mejor de lo que soy,
puesto que así salí de tu crisol.
397
La cocina del mundo solo es humo.
Olvídate del ser y de la nada
que te inquietan y te hacen perdedor;
renunciar a tener es la ganancia.
401
Leyendo el libro del amor oí
sabias palabras: «¡Oh, feliz aquel
a quien espera la más bella amiga
y una noche tan larga como un año!».
404
Una copa de loza rompí anoche,
insensatez muy propia de un borracho;
creí oír a la copa: Fui lo mismo
que eres tú, y lo que soy serás un día.
408
¿Qué trajiste al nacer? Piénsalo y piensa
lo que te llevarás. ¿No bebes vino
porque habrás de morir? Tanto si bebes
como si no, la muerte no perdona.
413
Pido vino, unos versos, un instante
de paz y medio pan; si así pudiera
vivir contigo en un lugar en ruinas,
sería más feliz que los sultanes.
419
Ya que conoces todos los secretos,
¿para qué torturarte vanamente?
Nada es como tú quieres, pero al menos
ahora que respiras sé feliz.
423
El mundo es una casa de tramposos,
no cuentes con amigos; y no quieras
tus males remediar ni compartir
con nadie, sé feliz con tus congojas.
426
¿Por qué cantan los gallos en la aurora?
Cantan para decirte que una noche
acaba de salir de tu existencia,
y que tú no lo sabes todavía.
*Traducción de Carlos Pujol sobre la versión francesa de J. B. Nicolas
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